Ruta de Los Casaricios

 D  Ruta de difícil acceso.
Tiempo: 5 h. 



La ruta comenzará desde el inicio de la Avenida de la Asociación / Calle Huerto Largo hacia el sur, dirección a la entrada principal del pueblo. Debemos tener precaución, pues se caminará por un carril de asfalto de doble sentido al lado del Barranco, lo que nos deja poco margen de reacción ante un más que probable encuentro con un vehículo.

Punto 1:
Los primero que nos encontramos es un monumento rocoso-acuático conformado por el Portillo y el Chorrero

El Portillo es tunel que se realizó dinamitando la roca en la década de 1970 para hacer posible el acceso de los vehículos a Pelayo, ya que anteriormente sólo se podía acceder mediante mula o a pie por el Portillo Viejo, el cual se encuentra en la parte superior del arco, al este. 

Por otro lado tenemos la cascada del Chorrero, un salto de agua de unos 8 metros de altura que en conjunto con el Portillo hacen de la entrada a Huertapelayo un paso hacia una dimensión ajena y aislada del resto de la civilización. 

Debemos seguir subiendo por la carretera hasta encontrar una bifurcación de un camino de tierra.

Punto 2:
La Cruz de Palo, un aspa de madera que se utilizado para la consagración de los campos para procurar buenas cosechas. 

Tomamos esta pista de tierra y caminamos por ella hasta llegar a una primera bifurcación, donde uno de los dos caminos va hacia los campos de cultivo. Seguimos por el camino dejándolos a nuestra izquierda. Debemos seguir subiendo hasta llegar a un trigal, durante el camino podremos ver diferentes parideras utilizadas por los pastores para guardar las ovejas. Cuando lleguemos al cruce de caminos sobre el sembrado, debemos tomar la izquierda, que nos conducirá hasta el alto del monte, donde se desarrollará un gran bosque de pinos. 

El camino del pinar será casi completamente recto. Nos encontraremos un camino similar que se abre hacia la derecha, pero nosotros seguiremos rectos. Durante el trayecto podremos disfrutar del avistamiento de grandes mamíferos (si guardamos el suficiente silencio), pequeñas aves del bosque, insectos y, si es en otoño, una gran variedad de hongos


Casi al final del carril de tierra, encontraremos cómo una pequeña isla de hierba en mitad de éste con un árbol en medio. A partir de éste, iremos subiendo el cerro que tenemos hacia la derecha adentrándonos en el pinar. 

Debemos tener precaución y caminar siempre el línea recta, pues el bosque podría desorientarnos y acabar perdidos, sobretodo cuando se llega a lo alto de la pendiente, donde la maleza se vuelve más densa. Iremos encontrando numerosas piedras esparcidas por el suelo, lo que nos indicará que estamos llegando a Los Casaricios.

Punto 3:
Los Casaricios es un antiguo pueblo que se asentaba en las antiguos páramos que ahora son bosques. Forma parte de, lo que hemos llamado en esta web, las Ruinas de las Villas y es la única que se encuentra dentro de la pedanía de Huertapelayo. Según cuenta la leyenda:

Un año se celebraba una boda en otro pequeño núcleo urbano a escasos metros de Villaseco, se lo conoce como Los Casaricios por este hecho, el nombre concreto no se sabe. Según cuenta la leyenda, una víbora cayó al caldero donde se guisaba toda la comida envenenándola toda y así pereciendo todos los habitantes de ambas aldeas. Los pelayos y armalloneros decidieron repartirse el legado los desaparecidos quedándose Armallones con la figura de Santa María Magdalena y Huertapelayo con las dos campanas.

No tardó en hacerse el milagro, pues al día siguiente la imagen sagrada apareció a la orilla del arroyo que cruza el pueblo. Este hecho se sucedió unas cuantas veces ya que la llevaban de vuelta a Armallones, hasta que los habitantes de éste decidieron dejársela a los pelayos porque María Magdalena quería estar con sus dos campanas y la encontraban en la ribera bebiendo agua para descansar del supuesto viaje. Los armalloneros crearon así esta estrofa:


Magdalena bendita,
pimpollo de oro,
no merece Pelayo
tan buen tesoro.

Podemos tomar como referencia para no perdernos un árbol que se divide en dos grande troncos casi desde su base, el cual podríamos identificar como el centro del poblado. También debemos tener precaución, pues hay pozos tapados de los cuáles sus antiguos habitantes extraían el agua, ya que se asientan sobre roca caliza, una piedra bastante permeable que acumula grandes cantidades de agua de donde surgen los manantiales que posteriormente riegan estas tierras en forma de arroyos. 


Regresamos a la pista de tierra intentando volver por donde hemos venido para no perdernos y seguimos hacia la derecha, donde a escasos metros se encuentra la carretera de asfalto. 

Tomaremos la izquierda y comenzaremos a descender de vuelta hacia Pelayo. Ya casi en la Vega podremos contemplar el siguiente punto mientras caminamos. 

Punto 4:
En la parte derecha de nuestro camino sobre la ladera del cerro encontraremos los Grandes Desprendimientos. Éstos tienen su origen en las rocas que coronaban las partes más altas de estos relieves, que a causa del Terremoto de Lisboa de 1755 se desprendieron ladera abajo dejando aquí pruebas de este gran cataclismo. 

Seguiremos descendiendo y llegaremos hasta la Vega. 

Punto 5
El Pozo de la Vega, lugar donde se cuenta la Leyenda de la Sirena, que dice así:
Había una vez un noble hidalgo llamado Pelayo que huyendo de un caballero enemigo que quería deshacerse de él, llegó al Pozo de la Vega y allí guardó todas sus riquezas y lanzó un maleficio al escondrijo clamando que quien se atreviese a llegar hasta el tesoro caería sobre él o ella una terrible maldición. Su familia llegó poco después y a su hija le gustaba caminar por el campo y peinarse apoyada en aquel pozo, pues el agua le servía de espejo. Un día, sentada allí mientras acicalaba sus cabellos, apareció el hombre que quería la cabeza de su padre y la avistó, pero debido a la belleza de la doncella quedó prendado de ella. Quiso acercarse sigilosamente para sorprenderla, pero cuando le tocó la espalda para llamar su atención, ella se asustó y cayó dentro del pozo donde su padre había lanzado el maleficio, convirtiéndose en una sirena con la misión de proteger las alhajas que allí había conservadas. A partir de entonces se dice que se la puede ver peinándose al borde del Pozo de la Vega las noches del día de San Juan.
El Pozo de la Vega

Punto 6
El Tormo de la Vega es una gran roca que preside la Vega. Se trata de un peñasco que se precipitó desde la montaña a causa del Terremoto de Lisboa de 1755. Se pueden observar otros tantos por la ladera de la montaña oriental. 

Ya sólo nos queda seguir descendiendo por el camino hasta llegar de nuevo a Pelayo. 

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