Ruta de la Sirena

  Ruta accesible.
Tiempo: 30 min. (ida) y 30 min. (vuelta)


La ruta comenzará desde el inicio de la Avenida de la Asociación / Calle Huerto Largo hacia el sur, dirección a la entrada principal del pueblo. Debemos tener precaución, pues se caminará por un carril de asfalto de doble sentido al lado del Barranco, lo que nos deja poco margen de reacción ante un más que probable encuentro con un vehículo.

Punto 1:
Los primero que nos encontramos es un monumento rocoso-acuático conformado por el Portillo y el Chorrero



El Portillo es tunel que se realizó dinamitando la roca en la década de 1970 para hacer posible el acceso de los vehículos a Pelayo, ya que anteriormente sólo se podía acceder mediante mula o a pie por el Portillo Viejo, el cual se encuentra en la parte superior del arco, al este. 




Por otro lado tenemos la cascada del Chorrero, un salto de agua de unos 8 metros de altura que en conjunto con el Portillo hacen de la entrada a Huertapelayo un paso hacia una dimensión ajena y aislada del resto de la civilización. 



Debemos seguir subiendo por la carretera hasta encontrar una bifurcación de un camino de tierra.

Punto 2:
La Cruz de Palo, un aspa de madera que se utilizado para la consagración de los campos para procurar buenas cosechas. 


Una vez llegados hasta la Vega, seguimos caminando por el asfalto hasta llegar a la mitad de esta, donde encontramos los dos siguientes puntos:

Punto 3
El Tormo de la Vega es una gran roca que preside la Vega. Se trata de un peñasco que se precipitó desde la montaña a causa del Terremoto de Lisboa de 1755. Se pueden observar otros tantos por la ladera de la montaña oriental. 

Punto 4
El Pozo de la Vega, lugar donde se cuenta la Leyenda de la Sirena, que dice así:

Había una vez un noble hidalgo llamado Pelayo que huyendo de un caballero enemigo que quería deshacerse de él, llegó al Pozo de la Vega y allí guardó todas sus riquezas y lanzó un maleficio al escondrijo clamando que quien se atreviese a llegar hasta el tesoro caería sobre él o ella una terrible maldición. Su familia llegó poco después y a su hija le gustaba caminar por el campo y peinarse apoyada en aquel pozo, pues el agua le servía de espejo. Un día, sentada allí mientras acicalaba sus cabellos, apareció el hombre que quería la cabeza de su padre y la avistó, pero debido a la belleza de la doncella quedó prendado de ella. Quiso acercarse sigilosamente para sorprenderla, pero cuando le tocó la espalda para llamar su atención, ella se asustó y cayó dentro del pozo donde su padre había lanzado el maleficio, convirtiéndose en una sirena con la misión de proteger las alhajas que allí había conservadas. A partir de entonces se dice que se la puede ver peinándose al borde del Pozo de la Vega las noches del día de San Juan.

El Pozo de la Vega


Y siguiendo hacia adelante todo recto hasta la última marca:

Punto 5:
La Caseta del Labrador marca el punto de vuelta del paseo para los pelayos, siendo el punto más alejado del pueblo dentro de la Vega. Fue aquí donde se encontraron algunos cráneos humanos durante la construcción de la carretera. Algunas losas que tapaban los esqueletos fueron llevadas al pueblo para construir suelos en las casas. 


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