Ruta de la Piedra de la Cadena y El Castillo

  Ruta de difícil acceso
Tiempo: 2 h. 


Salimos desde la entrada del pueblo, por el sur y comenzamos a subir la cuesta asfaltada. A nuestra izquierda tendremos nuestro primer punto.

Punto 1:
Se trata de una pequeña marquesina informativa en la cual se pueden consultar diferentes tipos de rutas in situ, por si al día siguiente alguno de los visitantes se anima a conocer algo más de La Tagüenza. 

Continuaremos subiendo y tendremos que cruzar el Barranco.

Punto 2
El Puente Nuevo es una estructura que se construyó para comunicar el Camino de los Toriles con el pueblo no sólo por la salida norte, sino también por la entrada sur. 

Seguiremos el Camino de los Toriles hacia el norte y debemos estar pendientes a nuestra izquierda, pues habrá un pequeño sendero difícil de localizar que será el que nos lleve por la ladera de la montaña.

Llegaremos a un punto en el que o tendremos que escalar unas rocas o bajar por un terraplén que va girando por debajo de la montaña. Tendremos que hacer un ligero ejercicio de escalada si queremos llegar a la Piedra de la Cadena extremando la precaución para no caernos. 

Una vez aquí podremos ver diferentes cuevas y parideras (lugar donde los pastores guardaban las ovejas) construidas en torno a la roca. 

Punto 3
La Piedra de la Cadena es una roca colocada al borde del desfiladero. Se dice que está sujeta con una cadena, pero lo cierto es que no la tiene, aunque a veces la gente le pone una para que tenga sentido esta nomenclatura. No obstante, tiene sentido que quizás en el pasado sí tuviese una cadena, pues en su base la roca está sujeta por una losas de piedra y de precipitarse, caería sobre el pueblo, sobre la zona en la que estaba asentada la antigua iglesia. 

Debemos seguir caminando hacia el norte sobre la cima sin perdernos entre el bosque de la parte superior y llegaremos a un lugar donde hay un montón de piedras en el suelo y unos grandes bloques rectangulares rocosos apilados.

Punto 4
El Castillo es, lo que parece, una ruina de un antiguo torreón. A pesar de no poder distinguir una planta arquitectónica clara que nos llevase a entender que era tal construcción y no otra como una casa, podemos saber que era un edificio de gruesos muros. Además en uno de los bloques encontramos una hendidura que vendría a ser la base de un arco para un gran portón. Por lo tanto se puede barajar la hipótesis de que fuese un edificio defensivo debido a que se encuentra en un punto donde se pueden vigilar varios puntos del cañón del Alto Tajo. 

Se cuenta que en un principio los habitantes de Pelayo se encontraban por esta zona, pero que decidieron bajar a la ribera del arroyo de la Vega para tener más cerca el agua y los manantiales. Es posible que las piedras amontonadas estén tapando un antiguo pozo que se quedase sin agua y motivase el desplazamiento de la cima hacia el Barranco. Se dice que los pelayos utilizaron los bloques de este edificio para construir sus nuevas casas. 




Una vez llegados a este punto, debemos empezar a descender hacia el norte por donde el terreno nos permita. No ha de ser muy arduo, pero sí que se complica al no haber sendero. Una vez abajo, nos encontraremos en el Camino de los Toriles y vamos a mano izquierda.

Llegamos al cruce de dos caminos y tomamos el que baja hacia la derecha. Seguimos regresando a Pelayo yendo hacia el norte y encontramos a nuestra derecha otra montaña rocosa por su pared suroriental. 

Punto 5
El Picayo es una peña bastante completa, a pesar de que pueda parecer algo ajena al pueblo. A sus pies se encuentra el cementerio que mandaron construir los franceses tras la reforma de sanidad que realizó José Bonaparte sobre inhumar dentro de las iglesias. En su cara oriental encontramos un antiguo palomar y en su parte noroccidental se encuentra la Covacha de las Monjas, lugar donde se refugiaron las religiosas del Monasterio de Buenafuente de Sistal huyendo de los franceses. 

Seguimos el camino de nuevo hacia el sur y llegaremos a un gran risco. En este trayecto es probable que en la falda de la montaña afloren algunos huesos, pues estaríamos caminando por el muladar, una zona donde se dejaban las mulas muertas para que se alimentaran los buitres y así evitar epidemias. 




Punto 6
Las Asomadillas es una gran roca sobre la cual los pelayos se suben a contemplar la panorámica que les ofrece el conjunto de la Piedra de la Ila y la Piedra de la Calera. Antiguamente se subían aquí para aullar y gritar el nombre de la persona a la que estaban buscando, pues gracias a las grandes paredes de roca y el corredor que hace el Barranco, el sonido se difunde muy bien. Es uno de los sitios favoritos por sus habitantes para ver estrellas fugaces.  

Punto 7
La Piedra de la Calera es la más presente en la panorámica que ofrecen Las Asomadillas. Hay dos versiones sobre su nombre: la primera es debido a que al ser una pared rocosa vertical, el agua "cala" hacia la falda de la montaña; mientras que la segunda explica que es porque está constituida de roca "caliza", siendo que en un lateral se extraía cal, lo que ahora se conoce como las Arenas de Colores. 

La Piedra de la Calera presenta una gran grieta en su parte más próxima al Collado. Se cuenta que en una noche de tormenta un rayo cayó sobre un árbol que se encontraba en la cima y fue partiendo toda la montaña. 

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Después seguiremos bajando el sendero en dirección sur para entrar por el norte de Pelayo. 

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