La ouija

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A finales de la década de 1970 los jóvenes habían retomado en Pelayo la tradición de realizar la Ouija como ya habían hecho algunos de sus padres en su juventud.

Éstos se reunían en el Bar del Morenillo y allí, en una mesa redonda, colocaban papeles con una letra del abecedario cada uno dispuestos en forma circular. Solían intentar invitar a la sesión de espiritismo a personas célebres como Franco.

Una noche, llamaron al abuelo de uno de ellos para preguntar sobre una de sus hermanas. De repente, el vaso comenzó a moverse violentamente sobre la mesa y lanzó todos los papeles encima de una de las primas del mozo que realizó la consulta.

Antiguamente, los pelayos utilizaban una palangana de hierro, que usualmente servía para el aseo, para contactar con los espíritus. El método consistía en sentarse alrededor de ésta concentrándose en la persona que se quería invocar. Si la palangana se separaba de sus patas levitando, era la señal de que alguien del más allá estaba allí con ellos. Dicen que hasta se materializaban y se aparecían con las ropas con las que habían sido enterrados.