Jugando al escondite

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A finales de la década de 1990 los niños solían dedicarse a jugar de noche al escondite cerca de la Plaza de la Iglesia. Una noche, uno de ellos se escondió en el vano de una puerta, aguardando a que pudiera salvarse como tenía de cometido el juego, pero de repente, miró hacia arriba por el Camino de los Toriles y vio como un animal de no más de cincuenta centímetros de altura, blanco, cuadrúpedo, cual cría de oso polar, pero con una nariz que recordaba a la de un koala, cruzaba lentamente, miraba hacia donde él estaba y lanzaba una especie de ladrido pero que no llegó a sonar. En seguida, el ser cruzó la calle lentamente y desapareció.

¿Pudo tratarse de un tejón albino?